La persona humana es mucho más que un ser lleno de necesidades, el ser humano es esencialmente comunicativo por lo que está llamado a compartirse y dejarse compartir por los demás. Todo ser personal tiende esencialmente a la entrega y a la participación, de forma que el ser personal está ordenado por esencia al tú y a la sociedad. La meta es el recíproco: dar y participar en los valores personales y por eso en las diversas estructuras sociales se determina su propia esencia, según la especie de los valores personales que en ellas intervienen; por ejemplo: el matrimonio, la amistad, etc.
Las relaciones humanas se ocupan de la habilidad de llevarse bien con las personas y de crear relaciones significativas. Esta habilidad es importante ya que afectan todos los medios en los que la persona se desenvuelve: su vida hogareña, escolar, social, de trabajo, etc. Relaciones humanas defectuosas ocasionan divorcios, fracasos de negocios, frustraciones, inseguridades, etc.
Sólo podremos establecer adecuadas y extraordinarias relaciones humanas si abrimos nuestro corazón y permitimos el paso de la humildad, virtud que hay que cultivar en nosotros para poder ver nuestra grandeza y la grandeza de los demás, dejarnos inundar del amor y procurar el bien de los que nos rodean; relacionarse con otro no sólo es hablarle: es mirarle, descubrirle, aceptarle, amarle, salvarle.
Todas las personas tenemos la tarea de crear conciencia de integración en la estructura social en la que vivimos, profundizando en los principios sociales universales para orientar y motivar la participación.
Aunque cada cual busca su propio bien, todos necesitamos los unos de los otros para obtenerlo. Nadie puede bastarse a sí mismo. Si estuviéramos solos(as), se limitarían nuestras posibilidades de:
· Contar con ayuda y mayor protección alimenticia, habitacional y vestimenta, así como manejar peligros de: tormentas, animales salvajes, enfermedades y otros aspectos.
· Compartir con otros sobre nuestras actividades diarias.
· Encontrar el afecto y la compañía de otras personas.
· Compartir con otros sobre nuestras actividades diarias.
A todos nos gusta saber que somos únicos y que tenemos cada uno nuestro propio valor. Pero también nos gusta estar en grupos con personas que nos quieran y nos acepten. Somos seres humanos sociables. Tenemos tendencia a comunicarnos con los otros, por eso nació el lenguaje.
Estos grupos los podemos hallar en nuestra familia, escuela, empresa, estado, colonia y otros. Es en su conjunto y en su interrelación de unos con otros como se constituye nuestra comunidad, la sociedad en la que vivimos.
Dentro de estos grupos, el más natural y el más importante es la familia.
En ella, como seres humanos, encontramos formas de satisfacer nuestras
necesidades básicas, el afecto y la enseñanza de los valores fundamentales de la vida.
Es evidente, pues, que necesitamos de la sociedad no sólo para sobrevivir, sino para progresar y superarnos. ¿Por qué? Porque en ella se realiza algo acerca de lo que casi nunca pensamos y sin lo cual no conseguiríamos nuestro desarrollo: El bien común.